Este es un análisis del panorama global de las negociaciones en torno al cambio climático y la forma en que la comunidad internacional acudirá a la COP21, donde la toma de decisiones será crucial.
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Luego del fracaso de las negociaciones en la XV Conferencia sobre el Cambio Climático de la ONU en Copenhague en el 2009, y ante el aumento de las evidencias del efecto de este problema en todo el mundo, se han registrado algunos cambios en cuanto al enfoque de muchos países; y se han planteado, a su vez, nuevos retos.
Se ha provocado un cambio en la política de la discusión: desde los efectos del clima extremo en las personas, el agua, la provisión de alimentos y la infraestructura, hasta los cambios en los ecosistemas o la desaparición de islas de poca altitud bajo las olas. El nivel de la amenaza ha dejado de ser un tema de debate.
Luego de Copenhague, las economías más poderosas han atravesado por crisis, haciendo evidentes sus debilidades y la interdependencia de las finanzas globales. La división entre los países ricos y las nuevas economías emergentes ya no es tan nítida.
También se ha visto más preocupación en el tema energético, en la reducción de la dependencia de los combustibles fósiles y la búsqueda de fuentes alternativas. En todas las regiones del mundo las fuentes renovables pueden multiplicar al menos por dos veces y media la demanda energética actual, y son más de 130 los países que han establecido objetivos en materia de energía renovable.
Ver el bosque, no sólo el árbol
La experiencia de Copenhague nos recuerda que toda política es siempre local. Los líderes nacionales actúan en el espacio que les ofrece su contexto político nacional, sin verse sometidos a la presión de la opinión internacional. Sin embargo, se ha hecho tangible que ningún país puede abordar el cambio climático de forma aislada, por lo que la próxima reunión de la COP21 en París es de vital importancia.
Para los latinoamericanos, la preocupación está en el aumento de la clase media y el desarrollo de las ciudades. En la región más urbanizada del mundo, las poblaciones vienen tomando conciencia de la problemática, por lo que exigen a sus autoridades mejores condiciones en materia de agua, energía y servicios de transporte tomando en cuenta aspectos de planificación urbana, adaptación y soluciones limpias, que eran impensables hace sólo una década.
Caminando con una nueva perspectiva
A diferencia de Copenhague, los intereses propios nacionales en todo el mundo se agrupan en torno a un futuro hipocarbónico y menos vulnerable. La idea de que “seguir como siempre” es la opción más cara y destructiva está ganando terreno.
Uno de los mayores avances tuvo lugar en Durban en 2011, con la creación de una plataforma inclusiva para medir el progreso desde la base. Cuando se reunieron los negociadores en Bonn en junio de este año, muchas posiciones nacionales estaban cambiando visiblemente y hubo una sensación de negociación real.
Cuando el G20 se reúna en Australia a finales de año, se tratará el tema de las subvenciones a los combustibles fósiles.
En la COP20 de Lima, los ministros de Defensa de los distintos países se sumarán a los debates en materia de clima y energía. Se trata de un reconocimiento del impacto climático en los asuntos internacionales y política exterior. En la reunión de Lima debería presentarse el texto de negociaciones preliminar para la próxima cita de la COP21 en París.
En el primer trimestre de 2015 los países anunciarán las iniciativas propuestas para reducir las emisiones reales y la toma de medidas a incluir en un acuerdo que permitirá ver las verdaderas intenciones de los países y calcular el progreso hacia un compromiso internacional.
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DATOS
¿Es posible la energía limpia?
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[disc_list_item]La capacidad de producción de energía solar y eólica se ha triplicado desde 2009 y se espera que en 2014 llegue a los 800 gigavatios.
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[disc_list_item]Las fuentes de energía renovable producen, en este momento, algo más de la quinta parte del suministro eléctrico mundial, y en el 2012 representaban poco más de la mitad de la nueva capacidad de generación eléctrica sumada globalmente.
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[disc_list_item]Entre el 2005 y 2012 la energía eólica se multiplicó por cinco y la fotovoltaica, por 25. Hay considerables avances en la explotación de este potencial.
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[disc_list_item]China y Estados Unidos esperan alcanzar la paridad con la red en el 2016 y 2018, respectivamente.
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Fuentes usadas para este artículo
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[raquo_list_item]UN Climate Summit[/raquo_list_item]
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