En este artículo Cristian Maqueira, ex negociador chileno, evalúa los aspectos que el acuerdo logrado en la COP20 modificó del Protocolo de Kyoto y el camino a seguir.
«La reciente Cumbre de Lima de Jefes de Estado y de Gobierno, en diciembre pasado, culminó en un importante acuerdo de la comunidad internacional en materia de reducción de emisiones de carbono. Esta reunión fue la penúltima –la definitiva debe llevarse a cabo en París este año – de un largo y frustrante proceso, iniciado en 2009, para encontrar una fórmula de aplicación de las normas del Protocolo de Kyoto durante el segundo período que se inició en 2012, que había eludido a la comunidad internacional», escribe Cristian Maqueira, ex negociador de Chile para cambio climático en esta nota para ABC Color de Paraguay.
Prosigue: «El resultado de Lima modifica el Protocolo de Kyoto, en vigor desde el 2005, en dos aspectos fundamentales. En Kyoto las exigencias eran aplicables solo a los países industrializados, mientras que los países en desarrollo estaban exentos de toda obligatoriedad. De acuerdo al documento de Lima, ahora todos –industrializados y en desarrollo– asumen el compromiso de reducir sus emisiones de carbono.
Asimismo, el carácter de obligación internacional de reducir en porcentajes numéricos y en plazos determinados las emisiones de carbono es destronado por compromisos de cada país a determinar su nivel de reducción. Kyoto demostró ser muy difícil de implementar no solamente por razones políticas, al eximir de cualquier obligación a importantes países en desarrollo grandes emisores de carbono como India y China, sino también por la severidad del impacto económico y social negativo que producen los niveles de reducción exigidos».