En Catalunya trabajan para lograr variedades que florezcan más tarde para evitar pérdidas.
La corta duración del invierno y las altas temperaturas registradas este año han llevado a los agricultores a buscar la adaptación de los cultivos al cambio climático.
Una apuesta por las variedades tardías de la clemenules –el producto estrella– para evitar pérdidas millonarias en el campo, como ya pasó durante la campaña pasada. Doménec Nàcher, secretario técnico de la Federación Provincial de Agricultores y Ganaderos de Castellón (Fepac-Asaja), en Catalunya, España, revela que los profesionales ya están realizando pruebas para introducir estas variedades en el mercado. “Se trata de campos de experimentación que están ubicados en diferentes puntos de la provincia como Castellón, Vila-real o Burriana”, explica Nàcher.
“Llevamos dos años con primaveras atípicas y todo parece apuntar que cada vez se está estrechando más el invierno”, manifiesta, “por lo que la clemenules y las variedades híbridas, que son las que ahora tenemos, florecen al mismo tiempo”. Algo que provoca la tan perjudicial pinyolà, un fenómeno producido por la polinización cruzada de ambas variedades y un efecto con el que la federación pretende acabar.